viernes, 19 de junio de 2015

Branding: cómo afecta el crecimiento de una empresa

Por Rodrigo Ferro, Gerente de Planeación AZUL Innovación

Cuando hablamos con un empresario promedio, generalmente para él la variable número uno de crecimiento son las ventas y tiene toda la razón, porque efectivamente lo es: sin ventas no hay empresa.

Si le preguntamos a un empresario tradicional, alguien con muchos años en su segmento económico, reconocerá la importancia de haber logrado mantenerse en el mercado. Entonces, surge la siguiente pregunta: ¿se mantuvo sólo con las ventas? La respuesta es no. Acá surge el concepto de marca.


La marca es un activo intangible de las empresas que se construye en años y se puede destruir en segundos. Es una de las variables del crecimiento del negocio a la que el empresario promedio no presta mucha atención, hasta cuando se da cuenta que tiene una.

¿Cuándo tiene usted, señor empresario, una marca? Cuando la gente la reconoce como tal. Es por esto que nos gusta decir que las marcas son la forma como los consumidores se relacionan con las empresas.

Aprender branding
El mismo empresario promedio suele tener un logo. Si le preocupa la estética, incluso puede estar pendiente porque esa imagen de la empresa se modernice y actualice cada cierto tiempo para que “evolucione”. Y también ocurre lo contrario: empresarios que se niegan a evolucionar, no con argumentos de branding, como se reconoce el estudio y la gestión de las marcas, sino porque “toda la vida los consumidores nos han visto así…”

El error está en considerar el branding como la manifestación de la imagen corporativa de su empresa. El branding se basa en el relacionamiento de su marca y esta acción proviene de su comportamiento y, sí, su marca es como una persona y cada persona en su empresa proyecta su imagen de marca.

Hay marcas que se jactan del servicio en sus eslóganes pero que jamás atienden una queja de buena manera. Hay otras que hablan de moda pero que proyectan una imagen vieja. Algunas mencionan la palabra calidad en todo lo que pueden y no saben reconocer un problema de garantía con los clientes. Otras tantas venden libertad, amor, felicidad y muchas más cosas, mientras se comportan de manera contraria a lo que anuncian en su publicidad.

El consumidor y el branding
El consumidor de hoy no les cree a estas marcas y cada vez tendrá más alternativas para desplazar su afecto hacia otras empresas con mejores marcas, es decir, con mejores esquemas de relacionamiento.

El branding puede hacer crecer su empresa. Sin duda. Puede disparar sus ventas. El ejemplo número uno es el de la marca número uno a nivel global. Sí, esa misma que usted está pensando. Apple vende, pero no sólo porque sus teléfonos sean buenos (los de las otras marcas también lo son). Vende porque su marca está conectada al corazón de sus consumidores.

Otro ejemplo, esta vez musical, es Justin Bieber. Millones de compradores (fans) se autodenominan “Beliebers” y lo siguen a donde vaya, comprando no sólo su música sino cuanto producto con su marca aparezca. ¿Qué hace que alguien se convierta en “belieber”? Su amor por la marca. La relación emocional que existe con la marca.

Dos ejemplos de industrias opuestas. Pero existen muchos más. Piense en su restaurante favorito. ¿Está seguro que vuelve allí por la comida o por la experiencia de marca? ¿Compró su carro por precio o porque la marca le transmite seguridad a su inversión? Podríamos seguir citando ejemplos.

La marca es un activo valioso. De hecho, es uno de los activos más fuertes de una empresa, pues – si es fuerte- podrá soportar incluso los grandes errores de quienes las irrespetan desde el marketing y la publicidad.

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